domingo, 28 de agosto de 2011

CARICATURA POLÍTICA: La secularización de los bienes del clero

PROTESTA DE LA IGLESIA CATÓLICA


Caricatura política representando el poder eclesiástico sobre el político

Las Leyes de Reforma de 1859, incorporadas en 1874 a la Constitución de 1857, determinaron la secularización de los bienes del clero.  
El artículo 130 de la Constitución de 1917, se establece que corresponde a los poderes federales ejercer en materia de culto religioso y disciplina externa en la intervención que designan las leyes. Las demás autoridades obran como auxiliares y se declara para el Congreso la prohibición de dictar leyes estableciendo cualquier religión.
Recogiendo ideas y principios de las Leyes de Reforma, nuestro código político vigente expresó que el matrimonio es un contrato civil y que éste y los demás actos de estado civil de las personas, son de la estricta competencia de los funcionarios y las autoridades de orden civil.

Disposición que desde su expedición provocó protestas, “la ley no reconoce personalidad alguna de las agrupaciones religiosas denominadas iglesias”; si tomamos en consideración que más del 90%[4] de la población mexicana de ese entonces era católica y actualmente un poco más del 65% lo es.

A su vez, el artículo 27 en la parte correspondiente, establece que las asociaciones religiosas denominadas iglesias, cualquiera que sea su credo, no podrán en ningún caso tener capacidad para adquirir, poseer o administrar bienes raíces, ni capitales impuestos sobre ellos; y los que tuvieran actualmente por sí o por interpósita persona, entrarán al dominio de la nación.

Estos preceptos y el artículo 3° de nuestra Constitución que originaron limitaciones a la educación religiosa, provocaron airadas protestas de la iglesia católica, tanto en México como en numerosos países extranjeros; que junto con la reglamentación del artículo 130 fue la causa inmediata de la rebelión cristera (1926-1929).
En 1929 se celebraron convenios entre las máximas autoridades civiles y eclesiásticas, en las que las segundas reconocieron la supremacía del Estado.
 
Caricatura política representante de tres momentos en que la iglesia se ha visto amenazada por el Laicismo.
 

sábado, 27 de agosto de 2011

COMUNICACIÓN COMO EXPRESIÓN FILOSÓFICA: La Libertad de Expresión

 La administración ideológica de la libertad de expresión
en tiempos de normalización democrática.


El presente texto, aunque parte necesariamente de ésta, no versa sobre la libertad de expresión, sino sobre sus condiciones efectivas de posibilidad en el ámbito actual. Sin embargo, por necesidad, me atrevo a dar una brevísima definición: la libertad de expresión no es sino la capacidad y el derecho que tenemos las personas de enunciar nuestras opiniones sin mayores limitaciones que las consensadas por una determinada sociedad.
Sin embargo, en el ámbito de normalización democrática, el tema resulta en verdad complejo, en la medida en que una reduccionista verificación empírica se ha generado la ilusión de que expresar mis opiniones, tal como lo hago en estos momentos, corrobora que existe tal cosa como la libertad de expresión. El problema de la corroboración empírica es que no se detiene a pensar las formas como en tiempos de normalización democrática la libertad de expresión es administrada ya sea positiva o formalmente y negativa o informalmente.
Veamos: pensar que existe la libertad de expresión porque puedo expresar algo es de cierta manera verdad. Sin embargo, lo que hay que verificar en este caso es el alcance de lo que se expresa, pues no es lo mismo emitir opiniones o hacer análisis mediante un blog o las redes sociales, que hacerlo masivamente a través de los medios "tradicionales". En el caso del proceso en el que estamos inmersos, el problema de la libertad de expresión no se reduce a la posibilidad de expresar, sino al acceso a las mediaciones que hacen posible que la expresión se difunda. Si bien todos podemos expresarnos, son pocas las opiniones y los análisis que tienen impacto, porque no todos contamos con los medios para difundir los mensajes. Vamos: la ilusión empirista no se da cuenta que la libertad de expresarse responde a un cálculo político, porque la verdadera expresión pasa por los medios que administran la expresión y que al mismo tiempo son administrados.

 

Y es aquí donde entramos al tema de la administración. Para esto debemos partir del reconocimiento de que en todas las sociedades la libertad de expresión es administrada, lo que podemos constatar en el hecho de que existen marcos normativos que impiden que se diga lo que sea sin fundamento. Sin hacer juicios de valor, el hecho es que ya sea desde una perspectiva ética o desde una perspectiva jurídica, la expresión es limitada y dicha limitación tiene su razón de ser. Puede gustarnos o no, pero es un hecho que nuestras sociedades han tendido a una administración de lo público y que ésta es necesaria para que podamos reconocer que la discusión pública también tiene reglas, siempre y cuando se reconozca que el marco normativo no es estático y siempre es perfectible.
Así, no tengo tanto problema con la administración positiva (del latín posito como lo dado). Mi problema es cuando pasamos de una administración formal a una informal, que yo denominaría como negativa (no porque sea mala, sino) porque oculta el trasfondo ideológico desde donde se administra eso que llamamos libertad de expresión (y que nomino como informal porque no se establece en el código y porque ni siquiera está supuesto en éste a manera de determinación ontológica y horizonte de comprensión desde el que se construye el marco legal que regula la libertad de expresión). Ese trasfondo no es de fácil acceso, no es visible a primera vista (por eso lo de negativo e informal), pero es detectable a partir de un análisis detenido del discurso, particularmente el de los medios, que en un supuesto ámbito formal gozan de una supuesta autonomía que evita que el poder político en turno, el gobierno, los administre. Allí entonces opera otro tipo de administración, que yo denomino ideológica, que no sirve de forma inmediata al poder político (en turno) sino al sistema, en tanto que asegura su reproductibilidad.

 

Ahora, no voy a venir a calificar a los periodistas de deshonestos, por lo menos no en este lugar. En todo caso, lo que criticaría es la incapacidad de muchos de ellos de dar cuenta del trasfondo ideológico que, además de orientar lo que expresan, hace posible su permanencia en el medio. Y esto es, por decirlo de un modo, algo normal. En un ámbito en el que no hay verdadero diálogo con horizontes de comprensión dis-tintos y lo que tenemos es cierta homogeneidad ideológica, no hay posibilidad de ser crítico del propio horizonte de comprensión desde donde se expresa la opinión. Para decirlo de un modo simple: en este ámbito, de normalización democrática (liberal), no puede haber la necesaria auto-crítica para explicitar el ámbito ideológico de la opinión y la forma como ésta es administrada ideológicamente.
Y es que lo más complicado es la apertura auto-crítica. La crítica es relativamente fácil, no así la auto-crítica. ¿Por qué? Porque esta última requiere, aunque sea por un momento, poner en duda mis propios supuestos y no hay nada que desate más temor que enfrentarse con el sentido mismo. ¿Qué pasa si por un momento clarifico sobre el “desde dónde” emito mis opiniones? Pues me enfrento a la relatividad de mi propio “desde dónde”, en este caso: el horizonte ideológico liberal. Si yo relativizo o descubro la relatividad de mi propio horizonte entonces quiere decir que no es universal y entonces me quedo sin parámetros para hacer juicios, pero además corro el riesgo de darme cuenta del modo como mis opiniones son administradas ideológica y políticamente. Las derivaciones que podemos hacer son, así, un tanto aterradoras para aquellos que viven de opinar.
El problema así es dar cuenta de la complejidad del “desde dónde” los periodistas y analistas en México formulan sus opiniones. Para decirlo rápidamente: lo hacen desde la universalización y naturalización de su propio horizonte ideológico, horizonte que nunca es puesto en duda y que no nunca lo es porque parten de la “sensación” de que en México hay, de hecho, libertad de expresión, lo que crea la ilusión o creencia de que su labor no está siendo políticamente administrada.

 

Hay aquí, sin embargo, una primera reducción (que no viene al caso pero hay que plantearla) que es la empatar libertad y libertad de expresión. En el ámbito del capitalismo y la democracia liberal, que tolera y acepta grados de pobreza en aras de la diferencia, la libertad sigue siendo algo tan ambiguo que parece sólo verificable en la expresión (lo que me parece trágico en tanto responde a un resabio idealista que dificulta postularla materialmente). Libertad para nuestros periodistas y analistas es sobre todo libertad de expresión.
Hay luego una segunda reducción: la libertad de expresión es aquella que puede ser expresada públicamente. Pero como esta publicidad de la libertad es científicamente inviable entonces recurro al dato evidente: hay libertad de expresión en tanto que tenemos medios abiertos donde puede expresarse cualquier cosa. Tenemos televisoras, radiodifusoras, diarios, internet, etc., todo en términos plurales, lo que implica que todas las voces quedan cubiertas. Los medios se convierten así expresión de lo que piensa y dice la ciudadanía. Los medios se convierten a sí mismos en “lo público”. El problema es que los medios, haciéndose porta-voces de los intereses de la sociedad, naturalizan su propia voz haciéndola pasar por la de todos. Esto en el caso de los más ingenuos; los menos ingenuos (y cínicos) son conscientes de que sólo pueden hablar de sí y por sí mismos, y entonces reconocen su agenda que es la de afianzar desde los medios el horizonte democrático liberal. ¿Dónde queda la libertad? Pues en los mismos medios que se han convertido en foros de discusión de expresiones distintas.
Sin embargo esto no es así; no son expresiones dis-tintas (otra tinta que interrumpe el curso de la tinta), sino expresiones di-ferentes (di-feridas) dentro de un mismo horizonte ideológico. Varían en la superficie pero no el fondo. No hay, pues, verdadera disidencia. El problema es que esto no es evidente. Pongamos el ejemplo de Zuckerman and Friends en FTV. Allí claro que hay discusión. Si nos vamos por la superficie veremos que por ahí circulan muchas expresiones. El problema es que prácticamente todas se mueven en un ámbito ideológico cerrado; es como una discusión entre surrealistas que discuten de todo pero siempre teniendo como telón de fondo que el único arte aceptable es el surrealista.
Curiosamente, la apariencia de que hay voces disonantes, oculta la falta de libertad de expresión en México, una libertad de expresión que se restringe a la posibilidad de hacer circular discursos precisamente en los medios. Prácticamente en el terreno del análisis político todos los analistas (que además son los mismos que aparecen en la mañana, en la tarde y en la noche diciendo lo mismo sobre lo mismo) se encuentran en el mismo espectro ideológico; no hay voces disidentes. Esas voces quedan ocultas detrás y son efímeras; no constantes. Vamos a decirlo de forma honesta: la sensación de que estamos en momentos de transición y normalización democrática ha llevado a una suerte de catequesis democrática en la que el catequizador es siempre de ascendente ideológico liberal. Me llama la atención que muchos analistas y periodistas critican ciertas prácticas y ciertos discursos diciendo cosas como “eso es muy poco liberal” (Denise Maerker, Ciro Gómez y compañía). Allí se muestra la universalización inconsciente y naturalización del horizonte liberal, en la medida en que no ser liberal es sinónimo de estar equivocado. Decir "eso es muy poco liberal" es otra forma de decir "eso está mal". Pero sale tan natural que pasa como si no fuera la gran cosa. En realidad lo es: allí se revela el a priori ideológico universalizado y naturalizado del que parten para hacer crítica sin pasar por la auto-crítica. Entonces realmente estamos en el final de las ideologías; de todas menos de una: la liberal, que se ha instituido como la única aceptable, para lo que se apela a justificaciones muy fukuyanescas y de paso hegelianas.
Por otro lado, los medios cuentan con un rostro visible y otro invisible. El visible es el rostro del que comunica; el invisible es el del dueño. En México hay, sin embargo, la sensación de que el medio es el rostro visible. Vamos: Zuckermann, Ciro Gómez Leyva y Denis Maerker (por poner a los starsystem) seguramente nunca ha visto coartada su libertad expresión o el modo de conducción de sus programas. Invitan a sus cuates y estos a su vez también pueden decir lo que quieran. Claro que hay una suerte de acto fe: se está seguro que cualquier cosa que digan los cuates será dicha desde un mismo horizonte. (Por eso es una charla entre cuates). Pero el rostro invisible, el del dueño, está allí siempre, confiado en que hizo una buena elección: las estrellas del medio, de claro ascendente ideológico liberal, no va a desdecirse de su propio horizonte. El dueño no tiene en este sentido necesidad de censurar, porque todo lo que digan el periodista y el analista soporta y promueve en lo fundamental sus intereses. A menos que se atrevan a decir cosas que tocan fibras del hyper poder oculto detrás de todo, el periodista y el analista están a salvo. Si en un momento llegan a salirse de la ruta entonces sí viene el castigo, por supuesto maquillado de problema de orden administrativo o contractual. Por eso, en tiempos de normalización democrática el periodista, el analista, el intelectual, el artista, etc., se hacen orgánicos al poder sin dilema moral porque obvian el hecho de que han sido elegidos como rostros visibles precisamente por lo que piensan y lo que dicen.
Ahora, esto sería inútil sin la integración entre el poder político y los medios. El poder político pacta con los medios para no salir de ellos. Los medios procuran la imagen del político para que éste preserve y reproduzca su intereses modificando leyes que son obstáculos para la libre empresa. Hay un control de los medios a partir de un acuerdo que configura la relación poder-medios. Por ello aquellos periodistas y analistas que se han atrevido a tocar temas que no son del agrado de gobierno y del medio han sufrido un tipo de censura en la que no participa directamente el gobierno y que da la apariencia de ser una decisión interna, propia de la libertad de empresa a la que el medio tiene derecho. Esto es en sí un problema, porque queda oculto el trasfondo político e ideológico. Lo mismo con los políticos: aquellos que osen tocar los intereses de los medios son invisibilizados. Inclusive los medios se convierten en herramientas de venganza: aunque hayan muerto 16 chavos en Cd. Juárez la nota principal seguía siendo lo del Bar-bar porque había un interés del medio. O bien la agenda doctrinaria de la otra televisora que usa los noticieros como mecanismo de catequización.
Entonces no hay cabida para otro tipo de discursos. Claro que como todo lo anterior está revestido de una apariencia democrática la cosa no es clara. Pero lo cierto es que el liberalismo se ha instituido como “pensamiento único” y como tribunal de todo lo que es políticamente correcto. El problema es que con esto la crítica siempre está mediada ideológicamente; la crítica tiene mayor o menor valor dependiendo su cercanía o lejanía con cierto liberalismo. Por eso cuando uno ve los programas “Tercer grado”, “Zuckermann and friends” o escucha las mesas de debate en la radio, se encuentra con que nadie se sale del plano (incluidos Meyer y Aguayo). Como se "discute" se da la apariencia de libertad de expresión, pero sólo habrá ésta cuando metan en esas mesas a voces verdaderamente diferentes. Con eso tendríamos una crítica repotenciada y no una vil pantomima.
Lo digo de forma simple: en México no hay libertad de expresión en los términos que se entiende lo de la expresión, que es expresión en los medios. No hay cura al problema al entrevistar de vez en cuando a una voz disidente, porque esa voz es acallada inmediatamente por el periodista y el analista de base (Zuckermann, Castañeda y Aguilar Camín, que son los que andan circulando por todos lados, son el mejor ejemplo de esto). Al final estos, gente brillante y estudiosa, no se da cuenta de que cumplen perfectamente el papel de propagandista del sistema, lo que se debe en buena medida a que han sido estos lo que han naturalizado las expresiones y los lenguajes del liberalismo. Hay algo de aterrador en ello, porque acostumbrados a no tener voz en las épocas del PRI tienen esa sensación de que la experiencia que los marca les impide hacer lo mismo. Vamos: son orgánicos con pretensiones de bondad o, por lo menos, con buenas intenciones. Con eso justifican que los medios se hayan convertido en grupos de cuates.

http://reflexionessobrefilosofiaypolitica.blogspot.com/2011/02/la-administracion-ideologica-en-tiempos.html


viernes, 19 de agosto de 2011

MULTIMEDIA: LA COMUNICACIÓN NO VERBAL


LA COMUNICACIÓN NO VERBAL
Es el proceso de comunicación mediante el envio y recepción de mensajes sin palabras, es decir, se da mediante indicios, signos y que carecen de estructura sintáctica verbal, es decir, no tienen estructura sintáctica por lo que no pueden ser analizadas secuencias de constituyentes jerárquicos.

Estos mensajes pueden ser comunicados a través de gestos, lenguaje corporal o postura, expresión facial y el contacto visual, la comunicación de objetos tales como ropa, peinados o incluso la arquitectura, o símbolos y la infografía, así como a través de un agregado de lo anterior, tales como la comunicación de la conducta. La comunicación no verbal juega un papel clave en el día a día de toda persona.
En la década de 1950 comenzó un despegue de la investigación en todas las áreas de la comunicación humana. En lo concerniente al área no verbal se destacan tres hechos significativos:
  • Aparece Introduction to Kinesics (1952), del antropólogo [[Ray Birdwhistell].
  • El psiquiatra Jürgen Ruesch y el fotógrafo Weldon Kees publican el primer libro que utilizó el término no verbal, Nonverbal Communication (1956). Esta obra ofrecía una visión del tema acompañada de una amplia documentación gráfica.
  • Otro antropólogo, Edward T. Hall, publicó The Silent Language (1959), tras varios años de investigación del uso del espacio por los seres humanos: Proxémica. Un estudio más detallado sobre este tema apareció más tarde, en 1996: The Hidden Dimension.
  • Otros investigadores han realizado importantes contribuciones, como Ray L. Birdwhistell, Flora Davis, Allan Pease, Desmond Morris y Paul Ekman.

Tipos de comunicación no verbal
Estudios recientes han puesto de relieve también la existencia de toda una gama de formas de comunicación animal interesantes, por ejemplo, las abejas, los silbidos de los pájaros, delfines y las ballenas. De todas maneras, desde la semiótica, por ejemplo, la comunicación animal no existe como tal, pues sólo hay comunicación entre los seres humanos, debido a la capacidad de decisión e interpretación que hay en ellos. En los animales más bien hay conducta instintiva, por tanto, este comportamiento no podría llamarse comunicación, cuyo sentido finalmente se produce fruto de la reflexión de los seres humanos sobre sus propias maneras de significar.
Las formas no verbales de comunicación entre los seres vivos incluyen: luces, imágenes, sonidos, gestos, colores y entre los humanos, además, los sistemas simbólicos: las señales, las banderas y otros medios técnicos visuales. Estos sistemas simbólicos son creados por los hombres para comunicarse y para ello deben ponerse de acuerdo acerca del significado que van a atribuirle a cada señal.


Lenguaje gestual y corporal
En nuestra vida cotidiana, constantemente estamos enviando mensajes no verbales a otras personas (muecas, señales con brazos, manos, dedo, direcciones de pies, miradas), que pueden ser mucho más importantes de lo que nosotros creemos. Paul Ekman ha analizado hasta quince gestos de emociones en el rostro que pueden entenderse universalmente en las más diferentes culturas, pero también existen otras señales realizadas con otros miembros. La comunicación corporal, antes que lenguaje en términos evolutivos, es una parte esencial del sistema de comunicación, y el vehículo para muchas transacciones humanas fundamentales que el discurso sólo no puede comunicar. El lenguaje del cuerpo es una esfera que muchas personas han utilizado para establecer en cada momento unas pautas de actuación o una línea a seguir en determinados escenarios, sean cotidianos, laborales o sociales.
La progresión de conductas y un entrenamiento adecuado pueden conseguir que nos sintamos mucho más seguros de nosotros mismos ante situaciones para las que hemos sido entrenados, e incluso generar mecanismos de naturaleza no verbal en momentos imprevistos que comuniquen a nuestros interlocutores aquello que queremos transmitirles.

«El éxito en la comunicación depende del funcionamiento correcto y adecuado de todos los componentes del sistema de comunicación. Partimos de la convicción de que hacerse entender por un número pequeño o elevado de personas, es un arte que puede aprenderse. En la medida en que se conocen y se ponen en práctica una serie de recursos por parte del emisor, en este caso el monitor, se favorecerá la transmisión del mensaje y su correcta asimilación por parte de los receptores.»
Algunos tipos de comportamientos no verbales universales en el ser humano tienen un paralelo evolutivo en otras especies animales: las posturas de dominio y sumisión en encuentros cara a cara entre seres humanos, son similares a exhibiciones rituales de agresión y apaciguamiento que establecen y mantienen jerarquías entre otros primates. La comunicación es algo que ocurre entre la gente. Cuando las personas actúan en situaciones sociales, no son unidades autosuficientes y aisladas, sino que están, inextricablemente por decirlo de una forma, y comprometidas con los demás.

Lenguaje visual
El lenguaje visual comprende tanto las señas o indicios simples, como códigos semióticos complejos. Gracias a señas, gestos y miradas, las personas son capaces de transmitir mensajes (emisor), que permiten al receptor saber lo que significan sin ponerse de acuerdo. En este caso, la interpretación de lo que dichas señales pueden significar es altamente dependiente del contexto lingüístico (según Grice, dependen de la Pragmática conversacional).
Por el contrario, los códigos más complejos sólo pueden ser aprendidos y el significado no se determina por reglas exclusivamente pragmáticas, sino que requiere el análisis de una dimensión sintagmática y una dimensión paradigmática (como otros códigos semióticos complejos). Un ejemplo es el análisis de los complementos de vestir, como Roland Barthes ilustra mediante las dimensiones sintagmática y paradigmática.[1] De acuerdo con este análisis, los elementos paradigmáticos son elementos que no pueden ser colocados en la misma parte del cuerpo, mientras que la dimensión sintagmática es la combinación particular o yuxtaposición de elementos que pueden ser llevados al mismo tiempo. Las señales de tráfico son otro ejemplo de lenguaje visual en el que se combinan forma, color y simbología dibujada. Estos tres factores juntos configuran la sintagmática: las posibles formas, los posibles colores y la posible simbología, que pueden aparecer sintagmáticamente combinados.
Lo paradigmático y sintagmático
Para Saussure[1] la relación que une los términos lingüísticos puede desarrollarse en dos planos, corresponden a dos formas de actividad mental.
El primero es el de los sintagmas: el sintagma es una combinación de signos que tiene como soporte la extensión: en el lenguaje articulado esta extensión es lineal e irreversible(es la cadena hablada).Dos elementos no pueden pronunciarse al mismo tiempo. Están unidos en “presentia”.
El segundo plano es el de las asociaciones (conservando la terminología de Saussure): <<fuera del discurso (plano sintagmático) donde las unidades que tienen algo en común se asocian en la memoria>> y forman de esta manera grupos en los que dominan en relaciones diversas: por su sentido, sonido, etc. Están unidos en ”absentia”.
El plano sintagmático y el asociativo están íntimamente ligados.
Después de Saussure, el análisis del plano asociativo ha tenido un desarrollo considerable. El propio nombre ha cambiado: hoy se habla no ya de un plano asociativo, sino de plano paradigmático[i], o también, el nombre de plano sistemático.
Evidentemente, el plano asociativo está íntimamente ligado a la <<lengua>> como sistema, mientras que el sintagma está más cerca del habla.
Vestido
En sentido asociativo o de sistema o paradigmático[ii] está constituido por un grupo de prendas de las partes o de los detalles que no pueden llevarse contemporáneamente sobre un mismo lugar del cuerpo, y cuya variación corresponde a un cambio del sentido expresado por el vestido, tocado/boina/sombrero de ala ancha , etc.
En sentido de sintagma: yuxtaposición en un mismo vestido de elementos diferentes: fallda-blusa-chaqueta.


[1] SAUSSURE, Cours de Linguistique Générale, cit., paágs. 170 y sigs.


[i] Paradigma: modelo, cuadro de las felxiones de una palabra tomada como modelo, declinación.
[ii] BARTHES, Roland, Elements de Semiologie, en Edition du Seul Paris, trad, e Alberto Méndez, Madrid, Ed. Alberto Corazón, 1971, pág. 63-64
Mirada
La mirada es un elemento fundamental en la comunicación no verbal. No sólo transmitimos información mediante palabras. También los ojos cumplen un papel determinante en el proceso comunicativo.
Cuando escuchamos, es importante mirar a la cara al interlocutor, aunque no es aconsejable mantener la mirada fijamente durante un largo período, pues puede provocar inquietud y nerviosismo en la persona que está hablando. Por otra parte, la mirada sirve para interactuar y marcar los turnos de palabra en una conversación. Antes de dar una respuesta, solemos desviar la mirada, haciendo ver que vamos a hablar. O mientras escuchamos atentamente a la persona que se está dirigiendo a nosotros, asentimos con la mirada, haciendo ver que prestamos atención. Todos estos gestos y actitudes derivan, en muchas ocasiones, de un comportamiento inconsciente, pero interiorizado y naturalizado por todos. Es por ello por lo que somos capaces de distinguir entre una mirada burlona, una mirada de sorpresa, una mirada desafiante, etc. Por último, el tiempo durante el cual se mantiene la mirada puede también servirnos de ayuda para saber qué piensa o cómo se comporta la persona con la que nos relacionamos. Así, una persona insegura o nerviosa es incapaz de mantener la mirada fija en su interlocutor durante un largo período. Además, cuando se habla de temas personales disminuye (o incluso llega a perderse) el contacto visual, y cuando nos sentimos objeto de elogio sucede lo contrario.

Paralenguaje
El paralenguaje se refiere a todo tipo de señales concurrentes con una emisión propiamente lingüística que transmiten información adicional, matizan, reafirman o incluso pueden llegar a contradecir el sentido comunicativo de dicha emisión lingüística. Para Fernando Poyatos, el paralenguaje son aquellas cualidades no verbales y modificadoras de la voz y también los sonidos y silencios con que apoyamos o contradecimos las estructuras verbales o kinésicas. Intervienen en él los aparatos fonadores y los órganos nasales. La existencia de paralenguaje parece un hecho universal de la comunicación humana cotidiana, aunque las formas específicas que toma la gestualidad o las señales concretas son altamente culturales. Por otra parte el paralenguaje en general admite gradualidad, y no es analizable a diferencia de los mensajes propiamente lingüísticos en unidades discretas combinables.
  • Poyatos, Fernando. La Comunicación no verbal. Cultura, lenguaje y conversación. ISTMO. ISBN 978-84-7090-280-2.
http://es.wikipedia.org/wiki/Comunicaci%C3%B3n_no_verbal

sábado, 13 de agosto de 2011

BIOGRAFÍAS: Warren Weaver y Claude Shannon

Warren Weaver (1894-1978)
Nacido en Reedsburg, Wisconsin, en 1894. Estudió en la Universidad de Wisconsin. Inició su actividad docente en el Throop College de Pasadena (1917-1918) y en el California Institute of Technology (1919-1920), antes de ingresar en la Universidad de Wisconsin, donde enseñó durante doce años y fue director del Departamento de Matemáticas (1928-1932).
En 1932 fue nombrado director de la División de Ciencias Naturales del Instituto Rockefeller, que ejerció hasta 1955, y más tarde vicepresidente de la División de Ciencias Naturales y Médicas (1955-1959). Desde el Instituto Rockefeller promovió el trabajo de los científicos jóvenes, especialmente en líneas de investigación como la genética y la 'biología molecular', término que enunció el propio Weaver en 1932.
Durante la segunda guerra mundial encabezó el Applied Mathematics Panel, que reunió a destacados científicos en el estudio de soluciones que tendrían una gran influencia en los desarrollos de la posguerra. Vicepresidente del Instituto Sloan-Kettering de investigación sobre el cáncer (1950).
Interesado en el estudio de los procesos técnicos de la comunicación durante los años de la guerra (criptografía, decodificación automática, etc.), en 1949 escribió con Claude E. Shannon The Mathematical Theory of Communication. Este mismo año, en un informe para la Fundación Rockefeller, Weaver señaló que existía una analogía entre la decodificación mecánica y la traducción, por lo que promovió la investigación para el desarrollo de sistemas de traducción automática, cuyos primeros resultados aparecieron en la Universidad de Georgetown con el empleo de las lenguas rusa e inglesa.
Fue un entusiasta en los beneficios para el desarrollo y progreso de la sociedad a través de la divulgación de la ciencia (en 1954 fue nombrado presidente de la American Association for the Advancement of Science). En 1967 publicó Science and Imagination. Escribió una autobiografía bajo el título Scene of Change. A Lifetime in American Science, Scribners, Nueva York, 1970.
Entre las numerosas condecoraciones, le fue otorgada la medalla británica por la Cause of Freedom (1948), la de oficial de la Legión de Honor de Francia (1951), el premio Kalinga de la UNESCO (1964), así como diversos doctorados 'honoris causa', entre ellos por la Universidade de São Paulo (1952).
 PENSAMIENTO Y EXPRESIÓN CIENTÍFICA 
 El papel de Weaver es muy relevante en la definición de la teoría matemática de la información, como hoy se conoce la que en origen se definió como 'The Mathematical Theory of Communication'. Le dio un alcance que en el planteamiento inicial de Shannon no tenía, ya que se restringía al ámbito de los lenguajes máquina y a la transmisión de estos mensajes.
A ambos se debe el conocido esquema lineal de la comunicación, en el que se define la secuencia fuente, transmisor, canal, ruido, receptor y destino.
Las aportaciones del veterano Weaver al joven y brillante Shannon dieron mucha mayor proyección al planteamiento teórico inicial, incluso con un acercamiento al campo de las ciencias sociales. Weaver no hablaba ya de mensajes independientes de su contenido, cuantificables en términos matemáticos y observados en el decurso de su flujo, sino un marco de análisis aplicable, por ejemplo, al mundo de los medios escritos, sonoros, visuales... "La teoría -señaló- revela que se aplican a todas estas formas de comunicación y a muchas otras".
Las aportaciones del veterano Warren Weaver a la concepción de Shannon son importantes, en la medida que da alcances que sobrepasan el mero ámbito de la escena técnica. Bajo la firma de ambos se publica el texto central de la teoría matemática (The Mathematical Theory of Communication, Universidad de Illinois, 1949), que ejercerá una influencia en distintas áreas disciplinares y corrientes de pensamiento orientadas hacia el estudio de la comunicación.
Weaver define tres planos o niveles en los que se superpone el hecho comunicativo: técnico, semántico y pragmático. El técnico hace referencia a la bondad, capacidad y precisión del emisor para enviar un mensaje; el semántico advierte sobre el significado e interpretación de los mensajes, y el pragmático se ocupa del efecto alcanzado, de la efectividad de la comunicación.


Claude Shannon
 (Míchigan, 30 de abril de 1916 - 24 de febrero de 2001), ingeniero electrónico y matemático estadounidense, recordado como «el padre de la teoría de la información».
Los primeros años de su vida los pasó en Gaylord, donde se graduó de la secundaria en 1932. Desde joven, Shannon demostró una inclinación hacia las cosas mecánicas. Resaltaba respecto a sus compañeros en las asignaturas de ciencias. Su héroe de la niñez era Edison, a quien luego se acercó bastante en sus investigaciones.
En 1932 ingresó en la Universidad de Míchigan, siguiendo a su hermana Catherine, doctora en matemática. En 1936 obtuvo los títulos de ingeniero electricista y matemático. Su interés por la matemática y la ingeniería continuó durante toda su vida.
En 1936 aceptó la posición de asistente de investigación en el departamento de ingeniería eléctrica en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Su situación le permitió continuar estudiando mientras trabajaba por horas para el departamento, donde trabajó en el computador analógico más avanzado de esa era, el Differential Analyzer de Vannevar Bush.
En ese momento surgió su interés hacia los circuitos de relevadores complejos. Intentando simplificar centralitas telefónicas de relés se dio cuenta de que estos podían usarse para hacer cálculos. Sumado esto a su gusto por la lógica y el álgebra boleana pudo desarrollar esta idea durante el verano de 1937, que pasó en los laboratorios Bell en la ciudad de Nueva York.
En su tesis de maestría en el MIT, demostró cómo el álgebra booleana se podía utilizar en el análisis y la síntesis de la conmutación y de los circuitos digitales. La tesis despertó un interés considerable cuando apareció en 1938 en las publicaciones especializadas. En 1940 le fue concedido el Premio a ingenieros americanos del Instituto Americano Alfred Nobel de Estados Unidos, una concesión dada cada año a una persona de no más de treinta años. Un cuarto de siglo más tarde H. H. Goldstine, en su libro «Las computadoras desde Pascal hasta Von Neumann», citó su tesis como una de las más importantes de la historia que ayudó a cambiar el diseño de circuitos digitales.
Durante el verano de 1938 realizó trabajos de investigación en el MIT y le fue concedida la beca Bolles cuando trabajaba como ayudante de enseñanza mientras realizaba un doctorado en matemática.
En 1940 estudió una maestría en ingeniería eléctrica y se doctoró en filosofía matemática.
Shannon pasó quince años en los laboratorios Bell, una asociación muy fructífera con muchos matemáticos y científicos de primera línea como Harry Nyquist, Walter Houser Brattain, John Bardeen y William Bradford Shockley, inventores del transistor; George Stibitz, quien construyó computadoras basadas en relevadores, Warren Weaver, quien escribió una larga y clarificadora introducción a su The Mathematical Theory of Communication y muchos otros más.
Durante este período Shannon trabajó en muchas áreas, siendo lo más notable todo lo referente a la teoría de la información, un desarrollo que fue publicado en 1948 bajo el nombre de Una Teoría Matemática de la Comunicación. En este trabajo se demostró que
  • todas las fuentes de información (telégrafo eléctrico, teléfono, radio, la gente que habla, las cámaras de televisión, etc.) se pueden medir
  • y que los canales de comunicación tienen una unidad de medida similar, determinando la velocidad máxima de transferencia o capacidad de canal.
  •  Mostró también que la información se puede transmitir sobre un canal si, y solamente si, la magnitud de la fuente no excede la capacidad de transmisión del canal que la conduce,
  • y sentó las bases para la corrección de errores, supresión de ruidos y redundancia.
En el área de las computadoras y de la inteligencia artificial, publicó en 1950 un trabajo que describía la programación de una computadora para jugar al ajedrez, convirtiéndose en la base de posteriores desarrollos.
En el campo de la Biblioteconomía y la Documentación, el desarrollo booleano revolucionó las búsquedas en catálogos de bibliotecas o en bases de datos de centros de documentación.
A lo largo de su vida recibió numerosas condecoraciones y reconocimientos de universidades e instituciones de todo el mundo.
Preguntado en una ocasión por un periodista si las máquinas podían pensar replicó: «¡Naturalmente! ¡Usted y yo somos máquinas y vaya si pensamos!».
Claude Elwood Shannon falleció el 24 de febrero del año 2001, a la edad de 84 años, después de una larga lucha en contra la enfermedad de Alzheimer.












BIOGRAFÍAS: Bruce H. Westley y Malcolm S. MacLean


 
Malcolm S. MacLean (1920-1974)
 PERFIL GENERAL
 Académico norteamericano, cofundador del University College de la Universidad de Minnesota. Profesor de investigación en comunicación de la Universidad de Iowa (1964), de la que fue director de la Escuela de Periodismo (1967-72).
Desarrolló un modelo de estudios basado en la simulación y la experiencia adquirida a través de la reproducción del sistema y de las funciones del periodismo, incluidas todas las vertientes dinámicas del entorno mediático (publicidad, políticas, propiedad, audiencias, etc.).
Un método controvertido en su momento, pero que, con el paso del tiempo, ha sido tomado como referencia de otras aplicaciones formativas.
Fue presidente de International Communication Association (1972-73). Su biografía ha sido recogida Luigi Manca y Gail W. Pieper, eds., A Heretic in American Journalism Education and Research Malcolm S. MacLean, Jr. (2001).
Con Bruce H. Westley formuló en 1957 el conocido 'modelo Westley-MacLean', sobre el proceso de la comunicación de masas, en el que se integran todos los elementos que determinan la lógica de la comunicación entre las fuentes y los receptores.
Basado en los análisis de la communication research, incorpora los conceptos surgidos acerca de los gatekeepers en los procesos de selección de los contenidos y del feedback o la retroalimentación e interacción ejercida por las audiencias
("A conceptual model for communications research", en Journalism Quarterly, 34, 1957, págs. 31-38).



Bruce H. Westley (1915-1990)
PERFIL GENERAL 
Nacido en Cooperstown (Dakota del Norte), Estados Unidos, estudió Periodismo en las universidades de Dakota y Columbia, al tiempo que ejerció la profesión en distintos periódicos locales. Posteriormente, se matriculó de Psicología en Havard (1943), donde trabaja con Gordon Allport y Kurt Lewin, Daniel Katz. Ejerció como docente en la Universidad de Wisconsin, en Madison, entre 1946 y 1968, siendo uno de los creadores de los estudios de periodismo.

Posteriormente se incorporó a la Universidad de Kentucky, donde fue director de la School of Journalism (1969-1975) y concluyó su vida académica (1981).
Director de Journalism Monographs, publicación de la Association for Education in Journalism (AEJ), entidad académica de la que fue presidente (1973-1974). También fue durante diez años editor asociado de Journalism Quarterly.
Con Malcolm S. MacLean formuló en 1957 el conocido 'modelo Westley-MacLean', sobre el proceso de la comunicación de masas, en el que se integran todos los elementos que determinan la lógica de la comunicación entre las fuentes y los receptores.
Basado en los análisis de la communication research, incorpora los conceptos surgidos acerca de los gatekeepers en los procesos de selección de los contenidos y del feedback o la retroalimentación e interacción ejercida por las audiencias ('A conceptual model for communications research' en Journalism Quarterly, 34, 1957, págs. 31-38).
Autor, entre otros, de Research Methods in Mass Communication (con Guido H. Stempel III), Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1981; News Editing, Houghton Mifflin, Boston, 1980.

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